jueves, 13 de noviembre de 2025

Critica a HIJOS DE OVERON · “Titania” (Demons Records)

 

Titania es el nuevo trabajo de la banda segoviana Hijos de Overón, editado bajo el sello Demons Records.

Este álbum supone un auténtico punto de inflexión en la trayectoria del grupo, consolidando su posición dentro de la escena heavy metal nacional con un sonido más refinado, letras cargadas de simbolismo y una producción que roza la excelencia.

La grabación, mezcla y masterización de Titania han corrido a cargo de José Rubio (Nova Era, ex–WarCry) en los estudios Meigasound de Ourense. El resultado es un disco potente y equilibrado, que combina la contundencia del metal clásico con una producción moderna y detallista. Cada instrumento encuentra su espacio en una mezcla limpia y profunda, donde los riffs agresivos conviven con pasajes melódicos de gran carga emocional. Rubio ha sabido captar la esencia de Hijos de Overón y elevarla a un nuevo nivel, ofreciendo un sonido actual sin renunciar a las raíces del género. Titania no solo confirma la madurez del grupo, sino que los reafirma como una de las propuestas más sólidas y prometedoras del heavy metal hecho en España.

El arte de portada de Titania, el nuevo álbum de Hijos de Overón, es obra del ilustrador José Antonio Vives, un nombre de peso dentro del panorama metalero español. Reconocido por su trabajo con numerosas bandas del género, Vives ha creado una imagen que sintetiza a la perfección la esencia del disco: la dualidad entre fuerza y fragilidad, mito y realidad, oscuridad y esperanza.

La ilustración muestra a una figura femenina majestuosa, envuelta en tonos fríos y destellos luminosos, que transmite tanto poder como delicadeza. Su estética mezcla lo mitológico con lo onírico, ofreciendo una lectura moderna de Titania, la reina de las hadas en Sueño de una noche de verano de Shakespeare. Este personaje, símbolo de independencia, belleza y poder mágico, representa también el espíritu que recorre todo el álbum: la unión entre energía y sensibilidad, agresividad y lirismo. 

Los contrastes cromáticos —azules eléctricos, blancos intensos y reflejos metálicos— potencian esa tensión entre lo humano y lo divino, lo terrenal y lo sobrenatural. La banda ha explicado que el concepto de Titania nace de la idea de una figura femenina poderosa pero vulnerable, convertida en metáfora de la inspiración, el arte y la resiliencia. Más que una simple portada, la creación de Vives expande la narrativa del disco. Cada canción puede entenderse como un fragmento del mito, un capítulo dentro de esa historia sonora que rinde homenaje a la creación y al renacimiento. 

En ese sentido, Titania simboliza también el propio resurgir de Hijos de Overón: tras varios años de silencio discográfico, la banda regresa con un sonido renovado, más maduro y ambicioso. El resultado es una obra donde música e imagen se entrelazan en un mismo discurso artístico. Titania no solo marca una nueva etapa para el grupo, sino que se erige como una oda a la resistencia, la imaginación y la libertad interior, pilares que definen tanto su música como su mensaje.

El disco arranca con “Nexo”, una intro instrumental que actúa como portal hacia el universo de Titania. Aunque breve, el tema es totalmente envolvente: sintetizadores atmosféricos, percusiones tribales y una melodía que va subiendo hasta anunciar algo grande. La participación de Elena Alonso (Lethargus) en los teclados le da un toque cinematográfico que recuerda a las grandes oberturas de otros grupos como Stratovarius. “Nexo” no es solo un interludio; es el primer golpe emocional del disco. Tiene la sensación de un amanecer metálico, el preludio perfecto de un viaje que alternará potencia y sensibilidad a lo largo de los temas.

Después llega “Mirando atrás”, donde de verdad empieza la acción. La canción explota tras la introducción con un riff afilado y una base rítmica que entra como un trueno. Inspirada en el mito de Orfeo y Eurídice, habla del eterno tira y afloja entre amor y pérdida, entre mirar atrás o avanzar. La voz de Raúl se siente intensa y casi narrativa, y el estribillo, con su estructura ascendente, se queda en la cabeza. Las guitarras de Joni y Diego se cruzan con precisión quirúrgica, mientras Fer y Carlos construyen un muro rítmico impecable. En definitiva, “Mirando atrás” es una apertura potente y simbólica: el primer paso de un viaje que mezcla introspección y renacimiento.

El viaje sigue con “Maldito infeliz”, el tercer tema del disco y toda una declaración de intenciones. Desde el primer segundo, la canción demuestra por qué se convierte en uno de los pilares del álbum: es pura energía, con un estribillo que pide ser coreado y riffs que no te dejan un respiro. Con claras influencias del Power Metal europeo de los 90, los teclados de Elena (Lethargus) aportan un contraste perfecto, mientras un solo de guitarra eleva la intensidad a otro nivel. Si buscas un himno cargado de adrenalina, lo acabas de encontrar. La letra combina reproche y liberación, una catarsis frente a la traición y la hipocresía. Musicalmente, las guitarras son protagonistas: riffs afilados, solos veloces y un groove que mezcla fuerza y melodía. Perfecta para el directo, “Maldito infeliz” recuerda a los himnos más rabiosos del metal español, pero con una producción que suena a nivel internacional.

Luego llega “Nunca será igual”, el cuarto corte, y el disco cambia de tono: aquí la emoción toma el protagonismo. Inspirada en la paternidad y en esos momentos que cambian la vida para siempre, la canción se mueve en un medio tiempo melódico. Arranca con un motivo rítmico que imita el latido de un corazón, reforzado por un bajo profundo y una batería cálida. La voz de Raúl se vuelve más contenida, pero llena de sentimiento: cada palabra transmite emoción. La estructura crece hasta un clímax conmovedor, y su mensaje sobre aceptar los cambios encaja a la perfección con la idea de Titania como un renacer artístico.

Con “Tocado por Dios”, el disco sube nuevamente la intensidad. Este tema es uno de los más críticos del álbum, lanzando un golpe directo a la hipocresía de las instituciones religiosas y la manipulación de la fe. El riff principal es seco y contundente, evocando el heavy clásico de los 80, pero la batería moderna y envolvente le da un aire fresco. La producción de José Rubio brilla aquí: cada instrumento se escucha claro, con la agresividad justa. El solo de guitarra central es uno de los momentos más destacados del disco: melódico, rápido y perfectamente integrado en la historia del tema. Con esta canción, Hijos de Overón demuestran que pueden ser tan conceptuales como combativos. 

Después llega “Vera Cruz”, que mantiene el ritmo alto combinando historia y simbolismo religioso. El tema tiene una atmósfera casi cinematográfica, con riffs potentes y pasajes que rozan el power metal. En lo lírico, la banda utiliza la metáfora de la reliquia sagrada para hablar de fe, sacrificio y redención, mientras la voz de Raúl alterna registros agresivos y melódicos mostrando toda su versatilidad, es uno de los cortes más densos del disco: la batería de Carlos guía la estructura con precisión marcial. Perfecta para los fans del metal épico, “Vera Cruz” refuerza que Titania no se queda en lo superficial: busca siempre profundidad y concepto.

Uno de los cortes más potentes del disco a nivel lírico es “Su gran mentira”, un golpe directo a la manipulación mediática, la censura y la pérdida de libertad de expresión. La banda da un paso adelante, usando su música como altavoz de denuncia. El tema alterna secciones pesadas con pasajes más melódicos, e incluso incluye un breve interludio acústico que aumenta la tensión del mensaje. El estribillo, sencillo pero pegadizo, invita tanto a corearlo como a reflexionar. Las guitarras rugen con un tono más oscuro, mientras el bajo de Fer añade profundidad y potencia. Siguiendo la tradición del heavy metal crítico, desde Barón Rojo hasta WarCry, Hijos de Overón demuestran que su mensaje puede ser tan contundente como su música.

Por su parte, “Nacer para ser fuertes” es una declaración de principios en toda regla. Desde el título, celebra la resistencia, la capacidad de superar obstáculos y el valor de mantenerse fiel a uno mismo, la canción combina lo mejor del heavy metal clásico con una producción actual: guitarras a doble capa, batería potente y coros épicos que refuerzan el mensaje. El solo de guitarra central es uno de los momentos más inspirados del disco, con fraseos claros y llenos de sentimiento. Aunque remite al espíritu de los primeros discos de la banda, muestra una madurez y claridad sonora que reflejan su evolución. Sin duda, se convierte en el himno motivacional de Titania.

Con “Morado y jazmín”, el disco baja el ritmo para ofrecer un instante de introspección. Esta balada amarga trata sobre la traición y la pérdida, comenzando de manera casi etérea, con guitarras limpias y la voz contenida de Raúl, que luego explota en un estribillo lleno de dramatismo. Su interpretación transmite vulnerabilidad sin perder fuerza. Las armonías de Joni y Diego se entrelazan con elegancia, mientras el bajo de Fer aporta calidez y sostiene la pieza de manera firme. Es, sin duda, el corte más emocional del álbum: un respiro necesario antes del gran cierre y una muestra de que Hijos de Overón pueden ser igual de contundentes en lo sentimental que en lo metálico.

El broche final llega con “Prende la llama”, una verdadera obra maestra. Este tema épico cuenta con un elenco de invitados de lujo: Narci (Saurom), Dani (Ars Amandi), Tania (Saltimbankya), Ernie (Zenobia), Carlos (Dünedain) y Héctor (Mortal Maze), quienes se unen para dar forma a un final espectacular. La letra aporta una profundidad emocional que cierra el disco de manera magistral. La canción se desarrolla como una suite metalera en tres actos: inicia con una introducción épica, pasa por secciones instrumentales llenas de dinamismo y culmina con un final coral que deja huella. Las múltiples voces suman textura y dramatismo, simbolizando la unión del metal nacional bajo una misma bandera. Como cierre, “Prende la llama” es perfecto: ambicioso, redondo y cargado de emoción. Un broche de oro para un disco que muestra la evolución de Hijos de Overón tanto como banda como colectivo artístico.

Titania no es solo un disco: es una declaración de identidad. Hijos de Overón logran combinar técnica, emoción y mensaje, todo con un sonido impecable. Cada canción forma parte de un viaje de reconstrucción personal y artística que atrapa desde el primer instante. Desde la magia de “Nexo” hasta la fuerza final de “Prende la llama”, el álbum fluye con coherencia narrativa, como si cada tema fuera un capítulo de una misma historia. Con Titania, el heavy metal en castellano alcanza niveles de épica, emoción y profesionalismo que confirman a la banda en un momento creativo sólido. Sin duda, es uno de los lanzamientos más consistentes del metal español reciente, y un recordatorio de que verlos en directo es toda una experiencia que no hay que perderse. 

Nota: 8.5/10

Misfits Salenek 

Listado de temas:

1. Nexo

2. Mirando atrás

3. Maldito infeliz

4. Nunca será igual

5. Tocado por Dios

6. Vera Cruz

7. Su gran mentira

8. Nacer para ser fuertes

9. Morado y Jazmín

10. Prende la llama 

HIJOS DE OVERON son:

* Raúl Álvaro – Voz

* Diego Sanz – Guitarra

* Joni Cantera – Guitarra

* Fernando López – Bajo

* Carlos Gómez – Batería

* Álvaro Méndez – Teclados

Invitados:

*Tania Santos (Saltimbankya) – Voz

* Héctor Velasco (MORTAL MAZE) – Voz

* Carlos Sanz (DÜNEDAIN) – Voz

* Dani Aller (ARS AMANDI) – Voz

* Narciso Lara (SAUROM) – Flauta

* Elena Alonso (LETHARGUS, etc.) – Teclados

* Ernie Arranz (ZENOBIA) – Teclados

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