Land of Witches es el tercer trabajo que nos viene desde el noroeste peninsular, Galicia concretamente con la gran banda Dark Embrace, bajo el sello alemán Massacre Records.
El grupo gallego continúa afianzando su propuesta única, una mezcla intensa de melodía, dramatismo y pesadez sonora que ellos definen como, dark heavy metal. Este nuevo trabajo no es solo una colección de canciones: se trata de un álbum conceptual con una narrativa profundamente arraigada en un universo ficticio, inspirado en el folclore gallego, la imaginería de las meigas, la naturaleza indómita y la sensación de aislamiento existencial. Cada tema forma parte de una historia mayor, en la que lo mítico y lo humano se entrelazan en un paisaje sonoro oscuro y envolvente.Musicalmente, el disco apuesta por una fusión ambiciosa de estilos: desde los pasajes atmosféricos del death melódico escandinavo, pasando por riffs y estructuras propias del heavy clásico, hasta llegar a arreglos orquestales de tono épico y cinematográfico, que elevan la propuesta más allá de los límites convencionales del género. La grabación se llevó a cabo en los Sadman Studios de Madrid, bajo la experta supervisión de Carlos Santos, ingeniero conocido por colaborar con bandas como Toundra, Hamlet y Wormed.
La mezcla y masterización, por su parte, corrieron a cargo del
británico Chris Clancy (Audioworks Production), quien aportó una profundidad
sonora notable, cuidando tanto la claridad de cada instrumento como el impacto
general del conjunto. Con este lanzamiento, Dark Embrace no solo consolida su
identidad dentro del panorama metálico europeo, sino que también demuestra su
capacidad para construir mundos, donde lo ancestral y lo contemporáneo se
abrazan en una sinfonía oscura, poderosa y profundamente emocional.
En su nuevo trabajo, Dark Embrace no solo apuesta por una propuesta musical ambiciosa, sino que también ha cuidado al máximo su identidad visual. La portada del disco ha sido diseñada por el prestigioso artista gráfico Gustavo Sazes, conocido por sus colaboraciones con bandas como Arch Enemy entre otras.
Su estilo característico, cargado de dramatismo y simbolismo, se adapta perfectamente al enfoque conceptual del álbum. La imagen principal muestra a una figura femenina espectral, envuelta en vestiduras arcaicas, de pie sobre un paisaje solitario y misterioso. Su postura, con los brazos abiertos, sugiere una especie de ritual o conjuro, como si estuviera canalizando una fuerza ancestral. Esta figura podría representar una hechicera, una divinidad oscura o un arquetipo femenino poderoso, cuya presencia domina la escena y encarna el espíritu místico que impregna el disco.
El entorno que la rodea recuerda a un bosque encantado o un mundo de leyendas, lleno de niebla, árboles torcidos y una luz tenue que genera una atmósfera irreal. La paleta de colores, basada en tonos fríos como los azules profundos, grises metálicos y blancos plateados, potencia esa sensación de inquietud y misterio. En el cielo, una luna llena ocupa un lugar destacado, simbolizando conceptos clave del álbum como lo oculto, los ciclos naturales, la transformación y la conexión con lo intangible.
Estos elementos visuales no solo decoran, sino que amplifican el mensaje artístico del grupo. Uno de los aspectos más llamativos de la portada es su uso del equilibrio visual y el contraste entre luz y sombra, lo que genera una tensión constante entre lo bello y lo amenazante. Esta dualidad se convierte en un espejo del propio contenido musical del disco: intenso, emocional y profundamente atmosférico. Más que una simple ilustración, esta portada funciona como una puerta simbólica al universo del álbum, una representación alegórica del “país de las brujas” que da título al trabajo. La figura central parece asumir el rol de guía o protectora de ese territorio oculto, invitando al oyente a cruzar el umbral hacia un mundo cargado de misterio, espiritualidad y poder femenino.
El nuevo álbum de Dark Embrace no da espacio para la calma. El tema que abre el disco, “We, The Witches”, es también su primer single oficial, acompañado de un videoclip que ya dejó ver hacia dónde se dirigía esta nueva etapa de la banda gallega. Desde el primer segundo, el grupo pisa el acelerador con un tempo frenético, un solo de guitarra vertiginoso y un despliegue vocal que no deja indiferente. Óscar Rilo, vocalista y frontman del grupo, ofrece una interpretación arrolladora en este tema, demostrando una capacidad vocal que es ya marca registrada. Su voz se mueve entre guturales profundos, registros medios, pasajes más melódicos y screams desgarradores, aportando una paleta expresiva que multiplica la intensidad de cada canción. Es como si varios cantantes convivieran dentro de un mismo cuerpo, dando forma a una identidad sonora tan versátil como agresiva. Esa amplitud de registros es también reflejo del enfoque musical de la banda: un cruce de caminos entre heavy metal, death melódico y un enfoque épico y oscuro, cercano por momentos al power metal europeo, sin perder nunca la fuerza y crudeza que caracteriza su propuesta.
Uno de los momentos más destacados del álbum es sin duda “Orcavella”, otro de los sencillos presentados con videoclip. Inspirado en una figura legendaria del folclore gallego, una bruja temida y venerada en igual medida, este tema destaca por su carga mística y su carácter agresivo, uno de los cortes más extremos del disco.
Precisamente, el tema que viene a continuación, “The Dark Land” mantiene el pulso con un inicio demoledor que remite al sonido épico y contundente recordando a otras grandes bandas. Aquí, la combinación entre un estribillo pegadizo, coros envolventes y una instrumentación afilada da lugar a uno de los temas más completos y efectivos del álbum. Aunque en ciertos momentos el uso de teclados puede parecer algo forzado o poco orgánico dentro del conjunto, en este caso se integran bien y suman atmósfera al tema; que da forma gracias al fantástico videoclip de esta canción, que a la vez es single del disco.
Con estos tres primeros cortes, Dark Embrace construye un inicio de álbum tan poderoso como variado, en el que confluyen velocidad, melodía, oscuridad y un fuerte componente narrativo. Los videoclips que acompañan a los singles no solo refuerzan el carácter conceptual del álbum, sino que amplían su universo visual, profundamente ligado a la mitología gallega y a ese imaginario de brujas, rituales y fuerzas ocultas.
A medida que avanza el nuevo álbum de Dark Embrace, la banda gallega deja claro que su propuesta va mucho más allá de la potencia sonora: también hay espacio para la introspección, el drama emocional y la crítica moral. Un ejemplo notable es “My Darkest End”, uno de los temas más sensibles del disco, que transmite la sensación de vacío existencial y fragilidad, como si el protagonista fuese un ave incapaz de volar, atrapada en su propio dolor. La canción se construye sobre un ritmo medio hipnótico, que permite lucir una estructura más melódica y emocional. Las armonías vocales, perfectamente integradas con los riffs, y la voz de Óscar Rilo, llena de matices, logran crear un ambiente envolvente. El punto culminante llega con un solo de guitarra cargado de épica, que desemboca en un pasaje de teclado ambiental, sumergiéndonos en una atmósfera sombría que remite a los miedos más profundos. Un corte que, sin duda, se desmarca por su carácter íntimo y emocional.
En contraste, “A Blaze In The Sky” se erige como uno de los himnos del álbum. Aquí, Dark Embrace despliega todos sus recursos: potencia, técnica, melodía y un sentido narrativo perfectamente equilibrado. La composición brilla tanto por su estructura dinámica como por la calidad de sus riffs principales, los solos cargados de intención y la intensidad general que logra mantener de principio a fin. Hay guiños sonoros que podrían evocar a grandes nombres del metal nacional, pero con una personalidad propia que refuerza la identidad de la banda.
Otro punto álgido llega con “Never Betray You”, un tema que introduce una capa más conceptual al álbum. Centrado en los conflictos bélicos y la importancia de preservar la ética y los valores incluso en los momentos más oscuros, la canción destaca tanto por su mensaje como por su ejecución. La batería golpea con fuerza, marcando un ritmo intenso, mientras las guitarras vuelven a moverse con soltura entre la agresividad del metal extremo y la sensibilidad melódica que caracteriza a la banda. Es un equilibrio delicado, pero Dark Embrace lo maneja con maestría.
Estas canciones muestran la amplitud de registros del grupo: de la introspección emocional a la épica más electrizante, pasando por la reflexión ética y social. Es en esa variedad, y en su capacidad de hacerlo todo con lógica, donde reside buena parte del atractivo de este nuevo capítulo en la discografía de los gallegos.
En la recta final de su nuevo álbum, Dark Embrace demuestra que su propuesta no se limita únicamente a la agresividad sonora o al misticismo lírico. También hay espacio para historias humanas y temas sensibles, abordados con una carga emocional que amplía el espectro narrativo del disco. Uno de los cortes más conmovedores es “A Place to Hide”, una pieza inspirada, según la banda, en la historia de un niño que crece en medio del conflicto armado. Ante la devastación que lo rodea, el pequeño se refugia en su imaginación para escapar de la crudeza de la realidad. Musicalmente, el tema apuesta por una sonoridad más clásica dentro del heavy metal, con estructuras directas y riffs potentes que no restan un ápice de intensidad al conjunto. La melodía tiene un aire nostálgico, casi cinematográfico, que sirve como perfecto vehículo para el mensaje de esperanza entre la destrucción.
Le sigue “Witch Tower”, quizás una de las canciones más distintas, y sorprendentes del disco. El estribillo se presenta como un grito visceral, cargado de dramatismo, que se graba en la memoria desde la primera escucha. A medida que avanza, el tema se adentra en territorios más densos, con un final que coquetea abiertamente con el doom metal, ofreciendo una atmósfera opresiva, pesada y emocionalmente cargada. La interpretación vocal, una vez más, es excepcional, y el tema en su conjunto funciona como un cierre perfecto: inesperado, elegante y oscuro.
Uno de los momentos más delicados del álbum llega con “In the Snow”, un tema que gira en torno a la experiencia de una persona que sufre Alzheimer. La canción arranca de forma íntima, casi susurrada, con una voz que declama más que canta, acompañada por una instrumentación mínima que va creciendo en intensidad. Poco a poco, se suman capas sonoras que incluyen instrumentos de cuerda y viento, creando un entorno sonoro profundamente melancólico. La progresión del tema refleja de forma sutil y respetuosa el deterioro emocional y mental del protagonista. No es solo una canción triste; es una pieza cargada de humanidad, que muestra una nueva faceta de la banda, más introspectiva y vulnerable.
Estos tres últimos temas aportan una dimensión emocional única al álbum. Sirven como contrapunto perfecto a los momentos más épicos o extremos del disco, y consolidan la visión artística de Dark Embrace como una banda capaz de contar historias desde la oscuridad, pero sin perder nunca el componente humano. Un cierre de álbum valiente, emotivo y musicalmente sólido.
Este lanzamiento no es solo un conjunto de piezas oscuras; es un trabajo que se distingue por su personalidad marcada, que se atreve a explorar nuevos caminos sin perder su potencia característica. El álbum fusiona con éxito la esencia clásica del metal con una perspectiva actual, integrando arreglos que recuerdan a bandas sonoras, letras llenas de imágenes sugerentes y una producción cuidada que realza cada elemento sonoro.
Nota: 8.5/10
Misfits Salenek
Listado de temas:
We, The Witches
Orcavella
The Dark Land
My Darkest End
A Blaze In The Sky
Never Betray You
A Place To Hide
Witch Tower
In The Snow
DARK EMBRACE son:
Oscar Rilo – Voz
Mou Trashno – Guitarra
Markos Villar – Guitarra, Bajo
Julio G. Valladares – Batería
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